DOS HISTORIAS DE VIDA COTIDIANA EN TIEMPO DEL COVID 19

Visión Intercultural
Francisco J. Rosado May
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1. En la radio, televisión, redes sociales, pláticas en la calle y algunas pláticas en la escuela, se nota el esfuerzo del gobierno para evitar el impacto negativo del Corona Virus mediante la prevención. Don Jaime y su esposa doña Esther, escuchan lo del virus en la radio y preguntan a sus hijos que deben hacer para que no les afecte. Don Juan y doña Esther han sido ejemplo en su comunidad para prevenir enfermedades, él usa hierbas para curar algunas enfermedades y ella atiende partos, pero no lo hacen como forma de vida. Él tiene su milpa, también caza, hace palapas y ella atiende la casa el huerto familiar y hace hamacas.

A don Jaime, doña Esther y los hijos, les queda muy claro que la higiene, lavarse las manos con frecuencia, es lo mas importante, no solo para prevenir problema de virus sino también para problemas estomacales. Pero tienen un gan problema. Desde hace un par de años llegó el agua potable entubada pero no siempre sale agua, tienen que ir al pozo cercano a traer agua en cubetas. Pero no solo eso, frecuentemente están en problemas porque el recibo del agua llega con una cantidad establecida pensando en el consumo mínimo mensual que obligatoriamente debe pagar, independientemente de que la consuma o no. La base es de 10 metros cúbicos, es decir 10 mil litros de agua por mes.

No solamente no tiene agua disponible constantemente, sino que tampoco consumen mucha agua. Hay estudios que demuestran que individualmente en familias pobres se consume no mas de 20 litros por día, incluyendo el baño y el lavado de ropa. Asumiendo que hay cinco personas por hogar, al día se consumen alrededor de 100 litros; es decir que al mes estarían consumiendo 3,000 litros, valor muchísimo menor que el que se usapara determinar el pago de consumo de agua.

Un estudio de OXFAM (http://oxfam-agua.data4.mx/#/) demuestra que no solo el quintil mas pobre de México consume mucha menor cantidad de agua que el quintil mas rico, sino que además el pago del “servicio” de agua representa un porcentaje mucho mas alto de su ingreso. Consuma o no los 10 metros cúbicos, don Jaime tiene que pagar los casi $150.00 mensuales por “servicio” de agua. A veces no siquiera toman la lectura del medidor.

La falta de incentivos para ahorrar agua podría explicar porqué por un lado no se reportan fugas; por otro lado si el número de personas en el quintil mas pobre representan uno de los porcentajes mas altos de la población, en número reales, entonces la agencia del agua tiene “garantizado” un ingreso que tampoco incentiva la reparación de fugas.

Es cierto, el agua que provee la naturaleza no viene entubada, y eso tiene un costo. Pero el costo de entubarla y dar un servicio eficaz no podría ser mayor al costo que implica la falta de agua para procurar la higiene necesaria en casos extraordinarios como el COVID o en casos ordinarios como las infecciones gastrointestinales. La recuperación de la economía que será una prioridad después del embate del Corona virus, debe, indispensablemente, revisar las políticas sobre las cuales se basan las tarifas de agua. Debe pagar mas quien mas consume y debe haber incentivos para quienes ahorran agua. Estamos a tiempo para revisar estas políticas y forma de gestión del agua porque a pesar de contar con una de las mayores reservas de agua, subterránea, con potencial para consumo humano, no estamos excentos de una crisis por falta de agua como ya está sucediendo en otras partes de México y en el mundo.

2. Don José, de 56 años, y su esposa doña Lety, de 50 años, tienen diabetes y en sus dos últimos análisis les han reportado triglicéridos, aunque no en cantidad alarmante. Su caso es prácticamente típico de la población mexicana. En los medios sociales se ha difundido fuertemente la fragilidad que la población de mayor edad y con diabetes se encuentra en el grupo mas vulnerable ante el COVID 19, y eso ha causado gran preocupación a la familia de don José y doña Lety.

Don José que trabajaba como personal de limpieza en una empresa, se jubiló el año pasado y para complementar su ingreso estaba trabajando, vendiendo frutas y verduras en las calles, con su triciclo. Ya tenía una lista de clientes y ya sabía cada cuando llevarles los tomates, cebollas, tortillas, masa, chile, naranja, mango, etc. Ha escuchado que pronto se suspenderán las salidas a la calle y no podrá ni ir a buscar productos ni podrá salir a vender. La preocupación no solo es por su condición sino porque tiene un hijo que aun depende de él, está en el tercer año de su licenciatura. Aunque tiene beca del gobierno, de todos modos necesita recursos para sus viajes, material que le piden en sus cursos, renta, etc.

De acuerdo con la OMS, entrevista publicada en El País el 21 de marzo, en México se están haciendo las cosas bien, pero hay situaciones como la que presenta don José que hacen pensar que se deben tomar mayores precauciones y medidas para proteger a la población y a la economía. Para el gobierno de Quintana Roo la protección a la población es prioritaria y lo articula no solo con la salud sino con la economía. Las estimaciones disponibles hasta el 22 de marzo hacen pensar que el 14 % de la población mexicana infectada requerirá atención especializada, la mitad de ellos, el 7% requerirá cuidados intensivos. En otros países el porcentaje es menor, 4 o 5%. La diferencia está en la alta población mexicana, demasiada, que tiene diabetes.

A estas alturas deben hacerse previsiones para la recuperación rápida de la economía. Estas previsiones necesitan, indispensablemente, hacer una reingeniería del sistema de salud, enfocándose mas a la prevención que a la curación, a la atención primaria que a las que le siguen. Las acciones no solo deben ser de salud pública sino de salud comunitaria, y podemos hacerlo con bajos costos, aquí van unos ejemplos. Monitorear los virus en la fauna silvestre y en la fauna domesticada (los virus mas letales en la historia de la humanidad ahí tienen su origen, lo cual se ha visto agravado por las grandes concentraciones en sistemas de producción convencionales). La comunicación y capacitación continua en las comunidades, barrios, colonias, sobre prevención de enfermedades y situaciones ambientales. Crear un sistema de información y monitoreo, rural y urbano, que permita acceso a datos duros para toma de decisiones adecuadas en tiempo y forma.

¿De que sirve haber sobrevivido al COVID 19 si no nos preparamos mucho mejor para el futuro cercano y lejano? La inversión en la prevención debe ser parte de la fórmula para la rápida recuperación económica del estado y del país.

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