Visión Intercultural
Francisco J. Rosado May
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– Que tranquilo es este lugar, se disfruta el canto de las aves todo el día, hasta se escucha el silencio.
– La gente es amable, no tiene prisa, mantienen comunicación constante, las casas no tienen cercos o alambres de púas para impedir el acceso o que se vea dentro del terreno. Parece que no temen que les roben sus cosas
– Parece que la gente goza de libertad, deciden cuando y a que hora ir a trabajar en su milpa y a que hora regresar. Su caminar en el pueblo es lento pero seguro, parece que no tienen presiones de la vida.
Son tres expresiones escuchadas frecuentemente, al menos hasta hoy, de visitantes que llegan a una comunidad maya, que vienen de ciudades. Estas expresiones no solo se refieren a comunidades chicas, como Señor o Chancah Veracruz, sino también para referirse a Felipe Carrillo Puerto o José María Morelos. En contraste, las personas que habitan en Tulum, Playa o Cancún, especialmente migrantes de comunidadades pequeñas, registran las siguientes expresiones:
– Se gana bien, mejor que en mi pueblo, pero el día pasa muy rápido, casi no hay tiempo para hacer otra cosa mas que trabajar. Me levanto temprano, corro hacia la terminal de combis para poder llegar a tiempo a mi trabajo. Si no llego a tiempo me pueden correr.
– El tráfico en la carretera de Playa a Cancún es terrible, muchos vehículos van rápido, presionan a los que van lento. Transitar a 100 km por hora se considera lento, algunas combis van hasta más de 120 km por hora.
– No conozco a mis vecinos, son de diferentes estados o países, las casas tienen protectores en puertas y ventanas y además están rodeadas de alabre de púas o cercos eléctricos, la gente teme los asaltos dentro y fuera de su casa. Me tengo que adaptar a esta forma de vida, si no lo logro tendría que regresarme a mi pueblo.
Las expresiones referidas son de dominio público, tan cotidianas que no son tomadas en cuenta. Y eso, en el contexto de proyectos de desarrollo que buscan articular diferentes regiones, municipios o territorios, es un grave error. Me explico.
FONATUR presenta al tren maya como un proyecto de desarrollo para Chiapas, tabasco y la península de Yucatán, tratando de articular zonas rurales, indígenas, con otras diferentes como Mérida, Cancún o Playa del Carmen. Por otra parte, las organizaciones y personas que han emitido opiniones desfavorables al tren maya, argumentan que no conocen bien el proyecto ni el modelo de desarrollo que ello conlleva; es posible que el proyecto sea un reflejo del modelo de desarrollo neoliberal, han señalado. Es en este contexto en el cual las expresiones presentadas al inicio cobran relevancia porque reflejan dos formas de vida que cualquier proyecto que trate de articular territorios debe tomar en cuenta. Aquí es donde tiene relevancia enfocar la discusión sobre el modelo de desarrollo que sería conveniente, adecuado, incluso necesario, para la península de Yucatán.
El primer grupo de las tres expresiones refleja lo que Leroy Littlebear (Universidad de Lethbridge, Canadá) presenta como “dinámica sin movimiento”. Es decir, si bien la velocidad en la que las cosas suceden, en comunidades pequeñas, indígenas, es imperceptible para el ojo no entrenado, los cambios existen, las adaptaciones suceden dando pie a innovaciones. Todo esto acompañado de mecanismos de construcción de conocimiento y con un tejido social que se basa principalmente en cooperación, coexistencia. Así, con ese manejo del tiempo y espacio, los Mayas lograron los grandes conocimientos que los caracteriza con respecto a otras culturas.
El segundo grupo de expresiones refleja claramente lo que se ha considerado como un principio del capitalismo: “tiempo es dinero”, atribuido a Benjamín Franklin y usado desde hace unos 200 años. El conductor de una van de Playa a Cancún, manejando a alta velocidad y exponiendo la seguridad de los pasajeros, trata de hacer el máximo número de vueltas para ganar mayor cantidad de dinero en el turno que tiene. El tejido social y su economía descansan en la competencia para sobrevivir o acumular capital para vivir mejor.
Hoy, de alguna manera, en Q. Roo quedan claramente definidos los territorios que reflejan las expresiones presentadas al inicio, la interacción entre esos territorios no tiene una planeación ad hoc. El proyecto de tren maya, por otra parte, está diseñado ad hoc para enlazar territorios que tienen elementos culturales casi opuestos; dinámica sin movimiento vs tiempo es dinero. ¿Cómo conciliar estas formas de vida sin que uno avasalle al otro?
Sería buena idea que las partes tuvieran un consenso de trabajo sobre el concepto de desarrollo, sin este consenso las posiciones pueden ser cada vez mas distantes una de la otra, lo cual irremediablemente conduciría a conflictos. Asumiendo que desarrollo implica la satisfacción de una serie de factores relacionados con calidad de vida y bienestar social, la discusión también debe incluir la definición y adopción de los factores relevantes, establecer un marco de referencia para entender calidad de vida y diseñar un mecanismo de monitoreo para retroalimentar un sistema que conduzca a las adaptaciones del proyecto para satisfacer las nuevas necesidades.
Con respecto a la dimensión ecológica, como elemento central en el diseño de un proyecto a nivel península de Yucatán, ¿será tan difícil tomar como base las propiedades emergentes de ecosistemas como el ciclo hidrológico, diversidad, redes tróficas, mecanismos de regulación de poblaciones, entre otros, para saber en que medida serán impactados por el proyecto y, sobre esa base, determinar ya sea la mitigación o la cancelación del proyecto? No creo que sea difícil, con la cantidad de datos, investigadores e instituciones de investigación; conocer esta información podría acercar posturas.
La iniciativa, para tender puentes de comunicación que acerquen posturas, me parece, no puede estar perdida, debe estar en alguna parte. Y quizá es el gobierno federal quien debe tomar la iniciativa. Eso espera la sociedad en general.
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