Visión Intercultural
Francisco J. Rosado May
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Las opiniones sobre el proyecto del tren Maya han sido frecuentes y diversas. Recientemente, los medios han dado a conocer entrevistas a investigadores, ejidatarios y funcionarios.
Si bien el proyecto aún no ha sido formalizado debido a que el alto número de estudios que requiere no han concluido, es importante conocer el posicionamiento de diferentes grupos, organizaciones, activistas, etc. Es necesario señalar y aceptar que el proyecto se debe presentar después de haber terminado los estudios y contar con la información pertinente que lo respalde. Lo contrario no sería correcto.
Así, no es posible precisar el sitio exacto por donde estarán tendidas las vías del ferrocarril, porque se requiere de estudios que permitan tomar decisiones sólidas; hay que entenderlo y eso lleva tiempo. Lo que sí es posible, toda vez que se ha hablado del proyecto, es conocer la opinión de los actores comunitarios; en este contexto se puede identificar cuáles son las inquietudes de los actores en cuyos territorios estaría atravesando el tren, o bien que tendrían algún tipo de influencia por el proyecto.
Por ejemplo, es claro que las vías del tren estarán atravesando por los municipios de Tulum, Felipe Carrillo Puerto, Bacalar y Othón P. Blanco. Un escenario indica que lo mas probable es que las vías atraviesen en algún punto de los ejidos de Felipe Carrillo Puerto, Bacalar, Xhazil, Chunyaxché, entre otros ejidos. En estos lugares es posible conocer cuales son las expectativas y propuestas que tienen los lugareños.
Esta entrega presenta resultados de campo con el objetivo de contribuir a construir el cúmulo de información pertinente para la toma de decisiones y preparación previa al proceso de consulta que por ley se tiene que hacer, como parte del proyecto del tren Maya. Las propuestas que se presentan resultan de percepcion educada obtenida mediante entrevistas abiertas y participativas con ejidatarios, dignatarios, indígenas y no indígenas.
Las conversaciones condujeron a identificar dos grupos de temas, uno que emerge de preocupaciones y propuestas que hacen los habitantes de los ejidos antes mencionados –conocida como endógena– y otro grupo de temas que emerge de personas que no son de esas comunidades ni son ejidatarios pero que viven en lugares donde definitivamente habrá influencia directa del proyecto de tren Maya –conocida como exógena–. Si bien durante las conversaciones salieron a relucir varios asuntos, algunos muy particulares, es posible encontrar las coincidencias entre los diferentes ejidos y actores que se enlistan enseguida.
Las preocupaciones/propuestas endógenas son:
1. Que se solventen las deudas que el gobierno tiene por el uso de las tierras ejidales en proyectos pasados, ejemplo carreteras. Para esto es necesario un proceso de negociación respetuosa y que se cumplan las promesas y acuerdos. La negociación se debe hacer en lengua maya y español.
2. Que se hagan las consultas a las comunidades, no solo una consulta sino varias, desde compartir y pedir información hasta proponer proyectos, en lengua maya y en español. Las comunidades y líderazgo indígena y no indígena están concientes, cada vez más, de la importancia y legalidad que implica la consulta. Cada vez más hay demanda de que sea previa, informada, culturalmente pertinente y sin presiones. De ahí que se tenga que contemplar un proceso de consultas, varias y de diferente tipo. Por ejemplo consulta para intercambiar información y para compartir información antes de la consulta para el proyecto en sí. Asimismo será importante valorar consultas por comunidad antes de alguna macroconsulta.
3. Llevar a cabo actividades tradicionales, como las primicias, antes de derribar los árboles o afectar la naturaleza. De acuerdo con las costumbres Mayas, antes de afectar la naturaleza se pide permiso a los dueños del monte y se hace una ofrenda. Esta ofrenda debe hacerse por personas reconocidas, sacerdotes tradicionales, no improvisados.
La preocupación/propuesta exógena es:
4. Que el proyecto del tren maya se convierta en un eje articulador de desarrollo regional, con la participación de las comunidades y con la integración de procesos productivos que conformen redes, no solo cadenas, productivas. Esta propuesta no contradice a las anteriores tres, mas bien la complementa. Existen nuevas metodologías de articulación de procesos para conformar redes productivas, no solo cadenas productivas, con enfoque social, comunitario, participativo y articulado a los mercados locales, regionales e incluso internacionales.
Con base en lo anterior es posible señalar que la mayoría de los actores, ejidatarios, dignatarios, avecindados, de los ejidos antes mencionados, no ven mal el proyecto del tren Maya, incluso ofrecen apoyarlo, pero que consideran indispensable abordar los temas de deudas económicas pendientes de gobiernos anteriores. Es decir, teniendo la certidumbre, a través de información culturalmente adecuada, de que se respetarán a las comunidades, a los recursos naturales a las tradiciones, a la cultura, se pueden encontrar mecanismos de desarrollo sostenible que permitan un crecimiento económico.
El proyecto del tren May ofrece una oportunidad única para articular territorios y actividad económica con una buena planeación e integración territorial. Necesitaremos modelos económicos y paradigmas de pensamiento diferentes al neoliberal, necesitaremos personas capacitadas para crear mecanismos de nuevos modelos de participación social. No hay otra forma para que las comunidades indígenas con influencia del proyecto, sean sujetos y no objetos de desarrollo. ¿Estamos preparados?
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