¿Suicidio u homicidio disfrazado?

Victoriano Robles Cruz

El quehacer de hoy nos trae el recuerdo, en parte, de la infancia, cuando a escondidas de nuestro padre adquiríamos y devorábamos los libritos de la colección de vaqueros –novelas del oeste-, entre ellas las del español Manuel Lafuente Estefanía (1903-1984), quien escribió más de 2 mil 600 de estos libritos con la editorial Bruguera. Obra de género western. Novelitas populares servían como literatura de pasatiempo, las cuales engullíamos en menos de una hora, el tiempo cedido por el titular del changarro –mi padre-, para pasar a desayunar a la cocina con nuestra progenitora (años 1965-68). ¡Dirá usted, ahora una de vaqueros!

Para ambientar las novelas, el creativo escritor, recurría a tres libros en particular: una obra muy completa de historia de Estados Unidos, un atlas muy antiguo de ese país, donde aparecían los pueblos de la época de la conquista del Oeste, y una guía telefónica estadounidense en la que encontraba los nombres de sus personajes.

Traemos al recuerdo este género Western, por las experiencias recientes en Quintana Roo, en el cual la justica parece no existir y solamente hace falta que los familiares de las victimas tomen la justicia por propia mano. Al estilo de aquellos relatos del viejo oeste, en los cuales, la venganza por la muerte de un familiar era cobrada por otro familiar o bien éste contrataba a un pistolero para hacer justicia. Los pistoleros, de los relatos, también vivían de realizar el cobro de las recompensas ofrecidas en los “se busca”, “wanted” o “reward” en ocasiones dependiendo de la peligrosidad del requerido, el cartel alusivo también incluía el mensaje “dead or alive”, el vivo o muerto, debajo del “se busca” y especificaba la cantidad de premio. ¿Será que en breve podemos ser testigos de estos crueles sucesos dada los magros resultados de los aparatos de justicia?

Ayer apareció muerto (02/04/2018), según algunos testimonios de personas de la comunidad de Xul-Ha, uno de los personajes señalados en aquella manta colgada en el puente del crucero de las carreteras a Escárcega con Bacalar, aquel primero de marzo de este año. De ser así, se desconoce si la causa de la muerte fue suicidio o un disfrazado homicidio. Sabemos que este “malandro”, como era identificado Bernardo Torres Martínez (alías el Cota), por los lugareños; había ingresado al cereso de Chetumal apenas la noche del 27 de marzo pasado. Los agravantes están contenidos en la carpeta administrativa 114/2018, dictada por un Juez de control y juicio oral. Asimismo, se espera la detención de otros integrantes de la banda integrada por el “Cota” en esa comunidad.
Recordemos, en aquella manta, se vierte una clara amenaza para los supuestos homicidas del taxista #1351: “¡¡Ahora siguen ustedes!! Los voy a estar cazando uno por uno”. “Yo se quienes mataron al taxista # 1351” los nombres de quienes aparecen son: Bernardo Torres alías el “cota”, Gerardo Carrasco con el alías del «Coyote», los primos Miguel Chulim el “machaca” y Manuel Chulimel “papas” (Uribe Díaz desapareció desde el 12 de febrero y apareció su cuerpo el día 18). Con información extraoficial de los lugareños se sabe que, en el domicilio del occiso, ahora, se encontraban partes del vehículo del probable taxista citado.
La pregunta surge ante la desinformación o una rala información de los sucesos subsecuentes, desde la desaparición del taxista aludido, el profesor ahorcado en aquella misma zona de Xul-Ha, además de un incontable número de robos a los pobladores de esa comunidad. Los miedos a esa banda del “Cota” ha impedido las denuncias y cuándo estas se realizaban no eran atendidas por las autoridades respectivas. El sospechosísmo surge ante esta inexplicable muerte, al parecer amaneció ahorcado. Realmente pudo ser suicidio o la crónica de una muerte anunciada.
Repetiremos las preguntas soltadas en la columna por aquella manta: “¿Quién los protege para que la fiscalía no tome las acciones correspondientes a los quehaceres de justicia? ¿Cuáles son los vínculos de complicidad entre la fiscalía y los supuestos homicidas? ¿Y la prevención? ¿A qué se dedican en la Secretaría de Seguridad Pública? ¡Algo no se ve con claridad, pero desde luego no se está haciendo bien! ¡Preocupante, porque para las autoridades pareciera que no pasa nada!”
Nuestro optimismo nos lleva a pensar que los supuestos emitidos en este Viborianus, no se hagan realidad y al final siempre se impongan los buenos por encima de toda maldad. Añoramos a esa dictadura de la justicia, de la legalidad, provocamos para que así suceda. Ojalá los “reward”, los “wanted” o los “se busca”, nunca lleguen a ser una realidad en nuestra patria chica, en nuestro Quintana Roo. Caer o provocar el ojo por ojo llegaremos a conformar una sociedad de ciegos. ¿Qué pasó realmente con Bernardo Torres Martínez, alías el Cota?
PD.- “¿De qué otra forma se puede amenazar que no sea de muerte? Lo interesante, lo original, sería que alguien lo amenace a uno con la inmortalidad”.- Jorge Luis Borges (1899-1986) Escritor argentino.

 

 

 

 

Sé el primero en comentar

Dejar una contestacion

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.


*