Un reo del Centro de Reinserción Social de Chetumal fue ubicado como el jefe de una célula de extorsionadores que operaban en todo el estado

Alejandro Peza

El interno identificado como Luis G. realizaba llamadas a sus víctimas desde la cárcel pese a que hace unos años se instaló en el penal de Chetumal un sofisticado y millonario equipo que bloquea las llamadas telefónicas hechas por celular.

La Fiscalía General del Estado, informó que detuvo a seis personas señaladas de integrar esta banda de extorsionadores, y quienes ya fueron vinculadas a proceso penal por amenazar y disparar contra el vehículo de un comerciante para obligarlo a pagar cuotas de derecho de piso.

Las investigaciones revelaron que Luis “G”, participó en las extorsiones, al encargarse de realizar las llamadas telefónicas de amenazas al agraviado desde la prisión.

Además, utilizó a su esposa para conseguir las cuentas bancarias para los depósitos de las cuotas de derecho de piso.

Entre los detenidos figura un empleado de la víctima quien fue identificado como Rolando “L”, y quien se aprovechó de la confianza y cercanía de su jefe para conocer sus movimientos económicos y esa información se la enviaba a Luis “G”, quien se encuentra preso en el CERESO de Chetumal y desde ahí realizaba las llamadas de amenazas.

Luego de una audiencia realizada ante un Juez de Control en Playa del Carmen, la autoridad judicial determinó la vinculación a proceso de José “C”, Adán “R”, Rolando “L”, Marcelino “C”, Miguel “L” y Noemí “C”, a quienes se les fijó prisión preventiva como medida cautelar.

De acuerdo a las primeras investigaciones, las personas imputadas presuntamente participaron en los hechos acontecidos el pasado 17 de julio, cuando la víctima recibió mensajes de texto en su celular en los que exigían dinero en efectivo por “derecho de piso”.

Días después, el 02 de agosto, su vehículo fue atacado con proyectiles de arma de fuego cuando se encontraba estacionado en su domicilio.

En este caso, el empleado del agraviado, Rolando “L” es señalado de aprovecharse de la cercanía y la confianza del comerciante, para obtener información de sus movimientos económicos y se la enviaba a Luis “G” para que se encargara de hacer las amenazas a cambio de dinero; también convenció a su esposa para que consiguiera, entre sus conocidos, las cuentas de los bancos donde se harían los pagos, producto de las extorsiones.

Después del análisis de información y el uso de tecnología, agentes de investigación capturaron a los involucrados en calles de Solidaridad y Othón P. Blanco.

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