Alejandro Peza
Investigadores del Colegio de la Frontera Sur (Ecosur) advierten que la Laguna de Bacalar podría perder su color azul turquesa si se continúa con los cambios en el uso del suelo y con una expansión del turismo no sustentable, pues se podría comprometer la resiliencia de la laguna y quedar permanentemente café.
Los investigadores Manuel Elías Gutiérrez, Martha Valdez y Alma García Morales, junto con Lucía Montes Ortiz, del Instituto Tecnológico de Chetumal realizaron un muestreo y análisis del zooplancton y hallaron un cambio dramático en la biota de Bacalar cuando el agua se puso café después de la tormenta tropical Cristóbal ocurrida en junio del 2020.
Los investigadores precisaron que el paso de la tormenta tropical Cristóbal en las costas de Campeche trajo lluvias torrenciales en el oeste de la Península de Yucatán. Estas lluvias ocasionaron que en menos de un mes la Laguna de Bacalar se pusiera café. A partir de ese momento,
El estudio demostró la desaparición de 37 especies, entre ellas especies bioindicadoras como los ácaros acuáticos y seis peces en estado larval. En contraste aparecieron 31 especies no registradas previamente, la mayoría características de sistemas acuáticos con alto contenido de materia orgánica.
Además los valores reportados de nitrógeno, fósforo y clorofila aumentaron, y junto con los valores fisicoquímicos, confirmaron el cambio de un estado oligotrófico a uno mesotrófico en todo el lago de Bacalar, lo cual no cambió hasta el 2022.
La recuperación al color azul original tardó casi dos años y los investigadores concluyeron que, si se continúa con los cambios en el uso del suelo y una expansión del turismo no sustentable, podría comprometer la resiliencia de la laguna y quedar permanentemente café.
Los especialistas, señalan que el zooplancton es un excelente indicador del estado de salud y conservación del lago. Por lo que comentaron que es urgente realizar un biomonitoreo periódico y permanente, ya que el desarrollo turístico en la región está aumentando rápidamente, a menudo sin tener en cuenta el medio ambiente.
Por el contrario y de persistir esta situación en la cuenca, incluidos los mantos freáticos de la región, se podría llegar a un punto de no retorno. El lago de Bacalar no podría recuperarse de esta eutrofización acelerada, lo que llevaría a la pérdida de este ecosistema único, que alberga los microbialitos más grandes del mundo conocidos localmente como estromatolitos.