Alejandro Peza
En la ciudad de Chetumal se ha registrado la muerte de cientos de aves silvestres que al parecer son víctimas de las altas temperaturas que se registran en todo el Estado.
Organizaciones como BirdLife International y SEO/Birdlife, han manifestado su preocupación, debido a que la ola de calor afecta la calidad de vida de las aves, provocando su muerte.
Y es que las aves regulan la temperatura corporal por medio de su plumaje y su pico, sin embargo, son susceptibles a altas temperaturas, por lo que, si llegan a 27°C en el ambiente, generan una condición de estrés y el ave busca desesperadamente alternativas para protegerse del intenso calor, a partir de los 30°C, su vida está en riesgo y corre el peligro de fallecer por deshidratación.
En Quintana Roo la temporada de calor es más larga y las temperaturas máximas alcanzan cifras récord, muy por encima de los 40°C. A esto, hay que sumar la falta de lugares para protegerse, como los árboles, talados de forma inconsciente, y la ausencia de opciones para refrescarse, siendo los ríos y arroyos, los únicos sitios donde pueden hidratarse las aves.
Al igual que en gran parte del mundo, las aves sufren del golpe de calor y en las regiones más áridas de la nación, el termómetro marca hasta 50°C, el aire es caliente y, aún en la sombra, no pueden evitar la sensación térmica; por si fuera poco, sólo algunas fuentes de los parques y el agua estancada de las calles sirven como alivio para calmar su sed. Esta combinación provoca que las aves sufran daños dermatológicos, desarrollan hongos que les dañan los ojos, las patas y el pico, terminando con su muerte por deshidratación.
Aunque no se cuenta con una cifra específica, ni se ha estudiado a fondo el caso, es común ver en varias ciudades, decenas de aves muertas en el suelo.