Alejandro Peza
La Secretaría Federal de Salud ubicó al estado de Quintana Roo en el segundo lugar nacional con mayor número de casos por COVID-19.
De acuerdo al Comunicado Técnico Diario emitido por la Secretaría Estatal de Salud el número de casos positivos del virus se disparo en las tres primeras semanas de noviembre de 2022.
La Secretaría Estatal de Salud informó que el 22 de noviembre hubo un pico que alcanzó los 354 casos confirmados, aunque existe una cifra «negra» que pudiera triplicar la cifra.
Un dato importante es que hasta el 29 de noviembre de 2022 se registran 113 mil 014 casos positivos de COVID-19 en Quintana Roo y 4 mil 458 defunciones.
En tanto que la ocupación hospitalaria en la zona norte del estado tuvo un ligero incremento al pasar de 0% al 0.3 %.
El 10 de mayo de 2022, el Gobierno de Quintana Roo anunció que el uso del cubrebocas en la entidad será voluntario, esto como resultado de una aparente estabilidad sanitaria del Covid-19.
Estadísticas de la Dirección General de Epidemiología de la Secretaría federal de Salud confirman que después de la tregua pandémica que culminó con el descenso del pico de la quinta ola a finales de julio hubo un período de gracia en la que incluso las autoridades retiraron en septiembre pasado restricciones como el uso de cubrebocas en sitios específicos.
Sin embargo, si se comparan los números oficiales de contagios diarios de, por ejemplo el 1 de octubre en Quintana Roo que es de 10 casos, al 14 de noviembre aumentaron a 75, lo que explica que la espiral va para arriba.
Sólo en la semana del 5 al 22 de noviembre se contabilizan 354 personas con Covid en Quintana Roo.
La Secretaría Federal de Salud precisó que el linaje que ahora predomina son las subvariantes Ómicron BQ.1 y BQ.1.1, dos cepas distintas a la BA2.12.1. que sobresalió en la quinta ola.
Las nuevas raíces BQ.1 y BQ.1.1 tienen características mucho más contagiosas que las anteriores subvariantes de Ómicron, su infectividad es mayor, es más veloz y un paciente con el virus puede infectar a 12 personas más en un lapso de dos a tres días.
Estas dos cepas del virus SARS-CoV-2 comenzaron a detectarse a partir de septiembre pasado, primero en países de Europa y después en los Estados Unidos, y posteriormente en el estado de Yucatán el 1 de noviembre se reporta por primera ocasión esa subvariante en un paciente.
La nueva subvariante de Ómicron, también llamada ‘Perro del infierno’, de acuerdo con el reporte de vigilancia del Instituto de Diagnóstico y Referencia Epidemiológicos se halló en casos ubicados en Ciudad de México, Estado de México, Nuevo León, Chiapas, Campeche, Baja California y Yucatán.
Las subvariantes Ómicron BQ.1 y BQ.1.1 no aparentan tener síntomas que los distingan de las cepas anteriores de Covid, ya que no parecen producir una enfermedad más grave y no hay, hasta el momento, alguna diferenciación peculiar en sus manifestaciones que las otras anteriores.
Los indicios más evidentes de la infección por estas subvariantes son tos, fiebre, fatiga, dolores en las articulaciones o musculares, inflamación y molestia en la garganta, secreción o congestión nasal y en algunos casos diarrea, entre otros.
Un dato relevante es que las secuelas de la infección por estas nuevas cepas serían más severas que las de subvariantes anteriores del coronavirus, ya que se reportaron algunos casos de pacientes que sufrieron confusión mental, dolor crónico en las articulaciones e incluso alteraciones en la menstruación.