Alejandro Peza
La Secretaría Estatal de Salud (SESA) confirmó el primer caso de viruela símica en Quintana Roo cuyo caso fue detectado en un hospital del Instituto Mexicano del Seguro Social.
A través de un comunicado oficial la SESA señala que “Este 18 de julio, el Instituto de Diagnóstico y Referencia Epidemiológicos (InDRE) notificó la confirmación del primer caso de viruela símica en Quintana Roo. Se trata de un paciente masculino mayor de edad, quien solicitó atención médica en el estado el pasado 11 de julio, después de presentar lesión de piel, febrícula, dolor de cabeza y dolor muscular”.
La SESA omitió dar mayor información del paciente, pero el comunicado refiere que “De acuerdo con el protocolo de actuación, el hombre fue puesto en aislamiento y se le tomaron las muestras que fueron enviadas al InDRE, de las cuales los resultados se recibieron este lunes. Hasta el momento el paciente se encuentra estable y continúa en aislamiento”.
Este caso de viruela en Quintana Roo sería el número 37 que se registra en México pues anteriormente se habían presentado casos en la Ciudad de México, Jalisco y Sinaloa.
Este tipo de viruela se transmite de persona a persona por contacto directo y no se propaga por aire, agua o alimentos. El contagio es bajo, por lo que generalmente se presentan casos aislados o pequeños brotes, no epidemias generalizadas.
La viruela símica suele ser una enfermedad autolimitada, con síntomas que duran de 2 a 4 semanas. Los signos clínicos suelen ser fiebre, erupción cutánea e inflamación de los ganglios linfáticos.
De acuerdo a información difundida por la Organización de las Naciones Unidas (ONU), las personas que tienen la viruela del mono son contagiosas mientras tienen síntomas (entre las 2 y 4 semanas), se puede contraer a través del contacto físico con alguien que tiene síntomas.
Las erupciones, los fluidos corporales como pus o sangre de lesiones en la piel y las costras son particularmente infecciosos. El contacto con objetos que han estado en contacto con la persona infectada como la ropa, ropa de cama, toallas u objetos como utensilios para comer también pueden representar un foco de infección.
Pueden resultar también infecciosas las úlceras, lesiones o llagas que tenga la persona enferma, como en la boca, puesto que el virus puede propagarse a través de la saliva, por lo tanto, hay un alto riesgo de infección si se convive con personas contagiadas que habitan en la misma casa o al tener contacto con parejas sexuales. Las personas que trabajan en el sector de la salud están más expuestas.
El virus puede transmitirse de una mujer embarazada al feto a través de la placenta, o mediante el contacto de un padre infectado con el niño durante o después del parto a través del contacto de piel con piel. Especialistas afirman que no está claro si las personas que son asintomáticas pueden transmitir la enfermedad.